+ All documents
Home > Documents > TEORÍA Y LITERATURA ARTÍSTICA EN ESPAÑA Vitruvio en España

TEORÍA Y LITERATURA ARTÍSTICA EN ESPAÑA Vitruvio en España

Date post: 02-Dec-2023
Category:
Upload: uam
View: 1 times
Download: 0 times
Share this document with a friend
38
TEORÍA Y LITERATURA ARTÍSTICA EN ESPAÑA REVISIÓN HISTORIOGRÁFICA Y ESTUDIOS CONTEMPORÁNEOS NURIA RODRÍGUEZ ORTEGA MIGUEL TAÍN GUZMÁN 2015
Transcript

TEORÍA Y LITERATURA ARTÍSTICA EN ESPAÑA

REVISIÓN HISTORIOGRÁFICAY

ESTUDIOS CONTEMPORÁNEOS

NURIA RODRÍGUEZ ORTEGAMIGUEL TAÍN GUZMÁN

2015

Primera edición: 2015© de la presente edición: Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Alcalá 13, 28014, Madrid. Proyecto de I+D Desarrollo de un tesauro terminológico-conceptual de los

discursos teórico-artísticos de la Edad Moderna y del corpus textual informatiza-do ATENEA (HAR2009-07068). Ministerio de Economía y Competitividad, Gobierno de España.

© de los textos: sus autores© de las imágenes: lo indicado en los pies de fotosEsta obra es resultado del proyecto de investigación de I+D HAR2009-

07068, citado más arriba. Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción total o parcial

por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos pa-trimoniales.

Diseño y maquetación: Imprenta Taravilla, S.L.Diseño de la portada: Rocío Reyes. El tiraje consta de 350 ejemplares.

ISBN: 978-84-96406-36-0Depósito legal: M-35612-2015Imprime: Imprenta Taravilla, S.L.

Esta edición sigue las reglas y recomendaciones ortográficas de la Real Aca-demia Española según la última edición de la Ortografía de la lengua española (Madrid: España Libros, 2010). En aquellos casos para los que existen varias formas admitidas, se ha respetado la propuesta por el autor. Las dudas surgi-das durante el proceso de edición se han contrastado con la Real Academia Española y la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA).

Todas las imágenes e ilustraciones incluidas en el presente libro se han creditado de acuerdo con los datos facilitados por los autores de los textos y atendiendo a las indicaciones proporcionadas por las instituciones depo-sitarias de los diferentes derechos. Se ha procurado que los créditos de las imágenes sean lo más exhaustivos posible. Cuando no se indique otra cosa, las obras reproducidas se encuentran en dominio público. Asimismo, la fecha de consulta para todos los créditos con referencias a páginas webs es 1/06/2015.

Entre modernos y el antiguo romano Vitru-vio: lectores y escritores de arquitectura en la España del siglo XVI

Fernando marías

Universidad Autónoma de Madrid-Real Academia de la [email protected]

El interés español por el texto del De architectura de Vitruvio parece ya existente desde comienzos del siglo XV si nos atenemos a los códices vitru-vianos llegados a nuestras tierras. A través del estudio de sus ejemplares ma-nuscritos e impresos, de sus lectores, de sus traductores y de sus críticos –ya fuera como anotadores de sus textos o sus editores– podemos hacernos una idea bastante ajustada de los intereses ante el texto básico de la tratadística de la Antigüedad y del Renacimiento por parte de nuestros arquitectos, pero también por parte de los hombres de letras, de la Iglesia y la política de la épo-ca; aquellos serían lógicamente los mentores de estos, quienes fueron por su parte los clientes de nuestros arquitectos y los corresponsables de la toma de decisiones respecto al lenguaje arquitectónico que querían introducir o man-tener en los diferentes reinos de la Península Ibérica. Si nuestra respuesta a las novedades procedentes de Italia, durante los siglos XV y XVI y hasta el siglo XVIII, puede calibrarse a través de nuestros tratados, de Diego de Sagredo a fray Lorenzo de San Nicolás y Diego de Villanueva, revisten no obstante un carácter más inmediato las reacciones, siempre plurales ya sea en términos sincrónicos o ya diacrónicos, de los lectores y anotadores de los ejemplares de esos tratados.

1. códices medievales y modernos

Así pues, sabemos de la existencia de uno de sus manuscritos –y se trata de la primera cita desde la época de san Isidoro de Sevilla, en sus Etymologiarum sive originum libri viginti de 6361– nada menos que en la biblioteca de Bene-

1 SCHULER, Stefan, Vitruv in Mittelalter. Die Rezeption von De architectura von der Antike bis in die frühe Neuzeit, Köln: Böhlau, 1999, pp. 44-46 y 272-280, citando también el Epítome de Faventius, GRANUZZO, Elena y OCCHIPINTI, Carmelo, «Teoria e prassi nell‘esegesi vitruviana tra XV e XIX secolo», en Horti Hesperidum. Studi di storia del collezionismo e della storiografia artistica, Roma: Universitalia, 2013, voll. II, p. 2.

200 FERNANDO MARÍAS

dicto XIII, el Papa Luna Pedro Martínez de Luna (1328-1423), en Peñíscola en 1413; esto es, un año antes de que Poggio Bracciolini descubriera el manus-crito en la abadía de Montecassino en 1414, la más probable alternativa a la del hallazgo del monasterio de Sankt-Gallen (1414/1416). Hace exactamente 600 años.

Pues entre los libros traídos a la villa de Peñíscola desde Avignon (1409/1411), se encontraba un «Vitricus, De architectura, cum copertis de simplici pergameno. Et incipit in primo colondello secundi folii ‘Ateseron et diapente’ et finit in eodem ‘comentariis Architectum’», inventariado tanto en 1413 como en 1420 y 1423; podría haberse tratado de un manuscrito que se encontraba ya en Avig-non desde el pontificado de Clemente VII (1379-1380)2, treinta años atrás. Es en cambio mucho menos probable, aunque así se haya afirmado, que se tratara de un manuscrito otro texto, inventariado ahora a fines de la centuria, en 1494, en Mallorca, en la librería del doctor en leyes Ferrer Berard3, pues es más lógico que hubiera sido ya un ejemplar de una de las ediciones incunables del libro del arquitecto romano.

Al día de hoy, y al margen de las citas precedentes, se conservan en España cinco códices anteriores a 1500, siendo el más antiguo (siglos X-XII) el ms. Escurialensis (e), neerlandés de la familia HWVS, llegado al Monasterio de El Escorial en 1572 (f-III-19)4, procedente de la librería del secretario real Gon-zalo Pérez. Llegado también al Monasterio de El Escorial en 1654 (0-II-5), procedente ahora de la librería del conde-duque de Olivares don Gaspar de Guzmán (1587-1645), se conserva allí también otro códice, italiano y fechado entre los siglos XIII y XV, también de la familia HWVS), con un Palladii Ru-tilii de agricultura fragmentum y un Stratagematicon de Sexto Julio Frontino

2 PERARNAU I ESPELT, Jusep, «Els inventaris de la biblioteca papal de Peníscola a la mort de Benet XIII», Textos catalans antics, 6 (1987), pp. 7-183 y 185, como núm. 1456: «Item, Vitricus, De archi-tectura, cum copertis de simplici pergameno. Et incipit in primo colondello secundi folii ‘Ateseron et diapente’ et finit in eodem ‘comentariis Architectum’» (LAGUNA PAÚL, Teresa, «La biblioteca de Benedicto XIII», en SESMA MUÑOZ, José Ángel (ed.), Benedicto XIII, el Papa Luna, Zaragoza: Diputación de Aragón, 1994, pp. 75-90, pp. 78 y 82).3 HILLGARTH, Jocelyn Nigel, Readers and Books in Majorca, 1229-1550, Paris: CNRS, 1991, vol. I, pp. 403 y 442; SCHULER, Stefan, ob. cit., pp. 128, 130 y 340 mantiene su carácter manuscrito. También ibid., pp. 123-124, 130 y 339.4 85 fols., en pergamino 237 x 180 mm.; fol. 1r.: «Vitruvii de Architectura liber I. INC.: Cum diuina tua mens et numen. Imperator Caesar... EXP.: et in singulis uoluminibus explicare». Véase SCHULER, Stefan, ob. cit., pp. 19 y 350. Véase BUSTAMANTE, Agustín y MARÍAS, Fernando, «El Escorial y la cultura arquitectónica de su tiempo», en El Escorial en la Biblioteca Nacional, Madrid: Ministerio de Cultura, 1985, pp. 117-148 y 171-219. Una visión general en HERSELLE KRINSKY, Carol, «Seventy-eight Vitruvius manuscripts», Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, XXX (1967), pp. 36-70; CERVERA VERA, Luis, El Códice de Vitruvio hasta sus primeras versiones impresas, Madrid: Institu-to de España, 1978; PAGLIARA, Pier Nicola, «Vitruvio da testo a canone», en Memoria dell’antico nell’arte italiana. III. Dalla tradizione all’archeologia, Torino: Salvatores Settis, Einaudi, 1986. Una aproximación impresionista en CRIADO MAINAR, Jesús, «Técnica y estética: los tratados de ar-quitectura», en SILVA SUÁREZ, Manuel (ed.), Técnica e ingeniería en España, Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 2004, pp. 203-238.

201ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

en latín (fols. 45-63v.)5. Un tercer códice (J-II-1), fechado en el siglo XV, se ha conservado también al parecer en la biblioteca del Escorial, del que parece-mos ignorarlo todo. También se ha añadido recientemente el J-II-1 (supues-tamente del siglo XV)6, cuyos perfiles están todavía difusos y que requiere un estudio detallado.

Es probable que el que viniera en fecha anterior a España, a comienzos del Quinientos y más tarde fuera depositado en 1550 en la librería del monasterio de San Miguel de los Reyes de Valencia (hoy en Valencia, Universitat de Valèn-cia, Biblioteca Històrica (BH), ms. 727 y antes ms. 2.411), fuera el cuarto de esta lista, un códice italiano, de la familia EG, que trajo el duque de Calabria, Fernando de Aragón (1488-1550) a comienzos del siglo XVI desde Nápoles, donde había sido copiado hacia 1480 por Alfonso Beccadelli «il Panormita» y Matteo Felice para el duque de Calabria y futuro Alfonso II (1448-1495) de Nápoles.

Por último, con la biblioteca del cardenal Francisco Xavier de Zelada (1717-1801)7, y donado a finales del siglo XVIII a la catedral de Toledo y hoy en Madrid (Biblioteca Nacional de España (BNE), ms. 10.075), llegó a España otro códice italiano, dependiente tanto de la familia HWVS como de la EG, y fechado asimismo en el siglo XV, que incluye algunos dibujos diagramáticos relativos a problemas de triangulación8. No pudo dejar ninguna huella por su aparición tan tardía.

Un sexto códice, italiano de comienzos del siglo XVI y con una versión diferente a la publicada por Cesare Cesariano (1475-1543) en Como (1521), se ha conservado en Madrid desde el propio siglo XVI, pues aparece ya en 1598 en la librería de Juan de Herrera, para pasar más tarde por las bibliotecas del colegio de los jesuitas escoceses de Madrid y del Colegio Imperial de San

5 63 fols., en pergamino 313 x 212 mm.; II. fol. 1v.: «Vitruvii [en cód. «uitrini»] de architectura. Incipit liber I. INC.: Cum diuina tua mens et numen imperator cesar... EXP.: omnes discipline rationes; f. 1v. Incipiunt capitula. INC.: De architecturis instituendis...». Véase SCHULER, Stefan, ob. cit., p. 359; ROCA BAREA, María Elvira, Tratado militar de Frontino. Humanismo y caballería en el cuatrocientos castellano. Traducción del siglo XV, Madrid: CSIC, 2010, p. 99.6 80 fols., en pergamino, 330 x 235 mm.; fol. 1r.: «Incomincia Victriuio de Architectura. INC.: []oncio sia cosa che la tua diuina mente o Cesare imperadore & la degnita ti fa oesse possente nello imperio del circuito delle terre: & della tua uictoria li cittadini si gloriassono & tutte le genti subgette raguardas-sono il tuo mandato...»; fol. 1 v.º: «Delli Architecti. INC.: []rchitectura e scienctia di piu disciplina & uarij ammaestramenti ornata: la quale da laltre arti si compie... si come tutto il corpo dellarchitectura auesse tutte le membra in diece uolumi explicate». Véase SCHULER, Stefan, ob. cit., p. 369, sobre RUGGIERI, Jole,  «Manoscritti italiani nella Biblioteca dell’Escuriale», La Bibliofilia, vol. XXXIII, 5-6 (1931), núm. 201, y en Manoscritti italiani nella Biblioteca dell’Escuriale, Florencia: Olschki, 1933; Catálogo general de los manuscritos italianos existentes en la Real Biblioteca de El Escorial, Florencia: [s.n.], 1930-1932, p. 38; y KRISTELLER, Paul Oskar, Iter Italicum. A Finding List of Uncatalogued Or Incompletely Catalogued Humanistic Manuscripts of the Renaissance in Italian and Other Libraries, 4 vols., Alia Itinera 2: Great Britain to Spain, Leiden: E. J. Brill, 1967 y 1989, vol. 4, p. 501.7 SCHULER, Stefan, ob. cit., p. 373.8 FRESNILLO NÚÑEZ, Javier, Vitruvio, estudio de las correcciones del Manuscrito 10075 de la B.N., Alicante: Universidad de Alicante, 1991.

202 FERNANDO MARÍAS

Isidro, y llegar a la Biblioteca de las Cortes y a la Real Academia de la Historia (Sección de Cortes, ms. 9-2790). Contiene los libros IX (vii-ix) y X (i-xxii) del texto original del arquitecto –con la colaboración de Benedetto Giovio da Como y Bono Mauro da Bergamo–, sin los añadidos, sustituciones y manipu-laciones de sus editores Luigi Pirovano da Milano y Agostino Gallo da Como. Cesariano habría trabajado en él desde el periodo 1508-1528, aunque con una redacción definitiva entre 1524 (un año después de la sentencia favorable, solo ejecutada en 1529, en su pleito contra los editores del impreso) y 1543. Se incluyen además en este códice 5 grabados (uno del de una inicial) y 7 dibujos jamás publicados hasta nuestra publicación de 19859.

2. las traducciones manuscritas e impresas

Las primeras traducciones10, siempre parciales, del texto vitruviano no lle-

garon hasta los años centrales del Quinientos si nos atenemos a las grafías de los manuscritos y al carácter fragmentario de las mismas, en la línea del epí-tome vitruviano-albertiano de las Medidas del romano [Vitruvio] de Diego de Sagredo (Toledo, 1526), aparentemente posteriores a las ediciones lisboetas del mismo Sagredo. Tal vez la más temprana sea la del manuscrito De archi-tectura, con fragmentos de los libros III-VII y de ca. 1550, procedente del monasterio de San Benito el Real de Valladolid (Madrid, Archivo Histórico Nacional (AHN), Códices 288B, exp. 1).

A ella le seguiría otra traducción parcial de Vitruvio (Madrid, Colección Vi-cente Martínez Blasco y antes de Luis Menéndez Pidal) que, aunque fechable por su grafía a mediados del siglo XVI, se adjuntó en 1595 a una versión del tex-to de Vignola diferente a la edición castellana de Patricio Caxés de Madrid de 1593 (ils. 1-3). Las referencias de su propio comentario al prólogo de Vitruvio, señalando como receptor de la dedicatoria del texto a un antecesor de Marco Aurelio y citando «La Ciudad de Dios» de san Agustín y a Tito Livio, parecen desconcertantes y difícilmente vinculables a alguna traducción previa.

9 BUSTAMANTE, Agustín y MARÍAS, Fernando, «El Escorial y la cultura arquitectónica…», op. cit., pp. 117-148 y 171-219. Cesare Cesariano, Volgarizzamento dei libri IX (capitoli 7 e 8) e X di Vitruvio, «De architectura», secondo il manoscritto 9/2790 Secciòn de Cortes della Real Academia de la Historia, de Madrid, ed. de Barbara Agosti, Pisa: Scuola Normale Superior, 1996; MARÍAS, Fernando, «Cesare Cesariano, Volgarizzamento dei libri IX (capitoli 7 e 8) e X di Vitruvio, «De architectura», secondo il manoscritto 9/2790 Secciòn de Cortes della Real Academia de la Historia, de Madrid de AGOSTI, Barbara», Annali di architettura, 8, 2 (1996), pp. 210-211.10 Véase también GARCÍA MELERO, Enrique, «Las ediciones españolas de ‘De architectura’ de Vi-truvio», Fragmentos, 8-9 (1986), pp. 102-131; MARÍAS, Fernando y BUSTAMANTE, Agustín, «Trat-tatistica teorica e Vitruvianesimo nella architettura spagnola del Cinquecento», en CHASTEL, André et GUILLAUME, Jean (eds.), Les Traités d’Architecture de la Renaissance, Paris: Picard, 1988, pp. 307-315. Decepcionantes las páginas relativas al tema de Vitruvio, Arquitectura. Libros I-IV, ed. de Francisco Manzanero Cano, Madrid: Gredos, 2008.

203ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

Il. 1. Traducción parcial de Vitruvio. Madrid, Colección Vicente Martínez Blasco y antes de Luis Me-néndez Pidal (reproducción autorizada)

La tercera versión –solo del libro I de Vitruvio– sería la encargada por el arquitecto Hernán Ruiz el Mozo (ca. 1505/1512-1569) e incluida en su llama-do Libro de Arquitectura de Hernán Ruiz II (1558/1569), editado en 1974 y 1998. A pesar de haberse señalado que se habría realizado esta traducción a partir de un manuscrito latino, en letra gótica y con interpolaciones y comen-tarios (¿cuál podría ser? si es que ha existido, y en este caso ¿podía haberlo consultado Hernán Ruiz entre Sevilla y Córdoba?), es una alternativa mucho más lógica que dependiera de la edición italiana (Venecia, 1524 y 1535) de

204 FERNANDO MARÍAS

Francesco Lucio Durantino, con algunos de cuyos comentarios y referencias a ilustraciones coincide el texto del taccuino didáctico del arquitecto andaluz Ruiz11.

Tras estas versiones fragmentarias, y a pesar de que se haya siempre insis-tido en la prioridad del texto de Lázaro de Velasco, sobre el que volveremos

11 NAVASCUÉS PALACIO, Pedro, El libro de arquitectura de Hernán Ruiz el Joven, Madrid: Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, 1974; Libro de Arquitectura de Hernán Ruiz II, ed. de Alfonso Jiménez Martín, Sevilla: Fundación Sevillana de Electricidad, 1998.

Il. 2. Traducción parcial de Vitruvio. Madrid, Colección Vicente Martínez Blasco y antes de Luis Me-néndez Pidal (reproducción autorizada)

205ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

después, parece hoy evidente que la primera traducción completa fue la publi-cada en la ciudad universitaria de Alcalá de Henares por parte del entallador y retablista Miguel de Urrea (ca. 1516-act. 1540-1565), obra de los primeros años de la década de los sesenta; M. Vitruvio Pollion de architectura, dividido en diez libros, traduzidos de Latin en Castellano por Miguel de Urrea, Alcalá de Henares: Juan Gracián, 1582. Nacido en Fuentes de la Alcarria (Guadalajara), Urrea fue un modesto autor de retablos, cuya actividad probablemente más mecánica que de proyectos se desarrolló por centros menores de las provincias

Il. 3. Traducción parcial de Vitruvio. Madrid, Colección Vicente Martínez Blasco y antes de Luis Me-néndez Pidal (reproducción autorizada)

206 FERNANDO MARÍAS

de Guadalajara y Madrid, ya fallecido cuando la licencia real de impresión se le concedió en 1569 ya a su viuda, Mari Bravo. Gracián fue impresor ac-tivo en Alcalá entre 1569 y 1588. La edición de Urrea se basó en las latinas de Guillaume Philandrier (1505-1565) de 1550 y 1552, más probablemente a partir de esta última, pero sin recoger de forma mínimamente continuada los comentarios del traba jo original del francés que, por el contrario, se intercalan en el texto sin la menor solución de continuidad; sus ilustraciones, en cambio, se tomaron también de Fra Giocondo, Cesariano, Francesco Lucio da Castel Durante (Durantino), Barbaro, Jean Martin y Serlio (IV), quedando cuatro por identificar su fuente; estas xilografías, bastante toscas y simplifi cadas a partir de los originales, constituyen un repertorio ecléctico, por no decir asis-temático y arbitra rio, de la ilustración vitruviana anterior12.

Se han conservado dos o tres versiones manuscritas de esta traducción; una, en Madrid (BNE, ms. 1.133, junto a fragmentos de una copia de la His-toria general de la Orden de San Gerónimo, autor fray Joseph de Sigüença (Ma-drid, 1595-1605) y de una traducción del Discurso general sobre la pintura y sus preeminencias de Paolo Lomazzo, editado originalmente en Milán en 1584), es copia fragmentaria del impreso de 1582; quizá también sea copia la de Va-lencia, Biblioteca Histórica (ms. 264 antes 2.412), procedente de la librería del convento de San Miguel de los Reyes de los jerónimos valencianos. Este «Mar-co Vitruvio De Arquitectura Civil dividido en diez libros y sacado de latín en romance. Libro primero» ha de estudiarse en profundidad13.

La tercera versión se conserva en Lisboa (Biblioteca Nacional de Portugal, cod. 5.179), y se trata de la traducción completa en manuscrito preparatorio redactado por dos personas diferentes y con anotaciones y correcciones de dos manos también distintas, lo que acentúa su interés. El texto copiado por las dos primeras es prácticamente idéntico al publicado en 1582; sin embargo, entre el impreso y el manuscrito existen diferentes variantes, como por ejem-plo, en los folios que en 1582 se convertirán en la «Epístola al lector»; así, en el folio 5 falta el párrafo final en el que se señala la colaboración en la empresa del alcalaíno («y Juan Gracián impresor veçino de Alcalá»); en el folio 6, el texto está redactado en primera persona del singular, convirtiéndose en 1582 en tercera del plural. Además, en el manuscrito falta el «Prólogo» de 1582, en

12 BUSTAMANTE GARCÍA, Agustín, «Los grabados del Vitruvio Complutense de 1582», Boletín del seminario de arte y arqueología, lv (1989), pp. 273-288; MARÍAS, Fernando, «M. Vitruvio Pollion de architectura de Miguel de Urrea», en Architectvra. Architecture, textes et images XVIe-XVIIe siècles, ed. de Frédérique Lemerle et Yves Pauwels, Yves, Tours: Université de Tours, 2013. Disponible en: http://architectura.cesr.univ-tours.fr/ [Consulta: 12/04/2013].13 Letra del siglo XVII, dibujos a pluma medianamente delineados y huecos para dibujar otros. Título. La vida de Vitruvio colegida de su obra por Philandro. Prólogo. Texto. Vocabulario de los nombres obscuros y dificultosos. Tabla y declaración de los capítulos de este libro. Véase GUTIÉRREZ DEL CAÑO, Marcelino, Catálogo de los manuscritos existentes en la Biblioteca Universitaria de Valencia, Valencia: Librería Maraguat, 1913, vol. III, p. 300 y BiblioBazaar, Valencia, 2011; SCHULER, Stefan, ob. cit., p. 343.

207ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

realidad la dedicatoria de Gracián al rey Felipe II. Igualmente, existen impor-tantes cambios en la numeración de los capítulos del libro X. El estudio de las manos correctoras es sumamente interesante; una de ellas –de peor y más gruesa caligrafía– realiza sus anotaciones, que serán recogidas en el impreso de 1582, mientras que las de grafía más fina y de mejor calidad no tuvieron el más mínimo reflejo en la obra editada. Es más que probable que nos encontremos ante el manuscrito original –y quizá en parte autógrafo– de Urrea, redactado en los años sesenta, corregido por la mano de Gracián, al que correspondería la primera de las dos letras citadas. La segunda de estas manos sería la de un anónimo anotador, quizá en fecha incluso posterior a la de la edición alcalaína.

La edición de 1582, en consecuencia, no constituye un estudio humanís-tico, sino una traducción sobre labo res ajenas extranjeras, falto por ello de calidades filológicas que oscurecen los significados de numerosos pasajes, sin aportar novedad alguna a la tradición exegética vitruviana internacional, a pesar de su «Vocabulario de los nombres obscuros y difficultosos que en Vi-truuio se contienen», calcada de Philandrier. A través del cotejo del manuscri-to lisboe ta y el impreso alcalaíno se pueden constatar las correccio nes de matiz que, a comienzos de la novena década de la centuria, introdujera Juan Gracián con vistas a su inmediata impresión, más de estilo literario que correcciones de contenido. Por ello, la edición alcalaína parece haber estado destinada al sector más amplio y menos cultivado de la profesión arquitectónica española de su tiempo, de la que formaba parte el propio traductor, en un deseo de poner en su propia lengua el texto vitruviano, considerado ya por estas fechas como autoridad imprescindible, pero bien conocido a través de sus diferentes ediciones italianas y latinas por nuestros arquitectos; en este sentido no puede extrañarnos que, ausente esta edición de las bibliotecas de la mayoría de nues-tros más importantes arquitectos (a excepción de la casi exhaustiva de Juan de Herrera), solo aparezca documentalmente mencionada en la del escultor de oro y plata Juan de Arfe y Villafañe, y del maestro de cantería Pedro Monte de Isla.

Es muy posible, por su dedicatoria a Felipe II y la fecha de su impresión, que se editara, a pesar de sus errores y sus ilustraciones mayoritariamente re-tardatarias y poco exactas, desde un punto de vista arqueológico o modelístico, al considerarse propicio el momento, cuando en Madrid, gracias al impulso de Herrera y el apoyo regio, se estaba fundando una cátedra de arquitectura en la Academia de Matemáticas que recomendaba su lectura, en un intento de re-novación pedagógica de la enseñanza arquitectónica, necesitada a todas luces y con urgencia de una edición castellana del texto vitruviano como fundamen-to básico de la nueva docencia. Hoy es evidente que la edición de Vitruvio, como la contemporánea de Alberti, llegaron a la imprenta para servir de ma-nuales en la docencia de la corte que el arquitecto real Herrera (ca. 1532-1597) logró instituir en la Real Academia de Matemáticas (1582-1623/1634), cuya

208 FERNANDO MARÍAS

docencia prosiguió en el ámbito de los Estudios Reales del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid (1623-1717). Según el impreso de presen-tación de Herrera (Institución de la Academia Real de Mathemática, Madrid: Guillermo Droy, 1584), las enseñanzas de arquitectura y fortificación debían seguir los textos de Vitruvio y Alberti; los de ingeniería y mecánica, los libros IX y X de Vitruvio; los de la artillería, al arquitecto latino; y los de nivelación, el libro VIII de Vitruvio y el de Alberti.

Por otra parte, la edición de 1582 imposibilitó que llegara a la imprenta la que elaboraba en Granada Lázaro de Velasco (ca. 1522-1584), como Los Diez Libros de Arquitectura de Marco Vitruvio Polión (cuyo manuscrito ilustrado se conserva en Cáceres, Biblioteca Municipal, colección Vicente Paredes Gui-llén, ms. 2, editado parcialmente en 1999, mientras existe una sección del libro X en Madrid (ils. 4-6), Biblioteca Real, hasta hoy desconocida)14.

Aunque se haya fechado tradicionalmente en 1554-1564, hoy sabemos que se redactó entre 1573 y 1583, por parte del licenciado, teólogo, pendolista, ilu-minador de libros corales para la catedral de Granada y mayordomo del arzo-bispo de Granada Pedro Guerrero (1546-1576). Hijo del arquitecto y pintor italiano Jacopo Torni l’Indaco (†1526) y aparentemente autodidacta en materia arquitectónica y autodenominándose matemático, además de retablista ocasio-nal, Velasco ganó la oposición para maestro mayor de la catedral de Granada en 1577, aunque dimitiera de inmediato, acosado probablemente tanto por sus contrincantes como por sus propias limitaciones profesionales. Su versión, pro-fusamente comentada, parte de los textos de Cesariano (1521), Fra Giocondo (Lyon, 1523), Caporali (1536), las Annotationes (1544) de Philandrier, Barbaro (1556) y Walther Hermann Ryff (1500-1562, Estrasburgo, 1543).

El manuscrito de la Biblioteca Real procedente de la colección del conde de Gondomar, solo conservado en páginas del «Libro Décimo» y con un úni-co dibujo, es a todas luces una versión preparatoria, también ológrafa, de la final de Cáceres; un cotejo de sus correcciones nos indica que todas pasaron a la versión definitiva, en la que además se ampliaron mucho las notas de Láza-ro de Velasco; sin embargo, no parece presentar suficientes indicios internos

14 GARCÍA SALINERO, Fernando, «La primera traducción de Vitruvio en la Biblioteca Pública de Cáceres», Revista de Estudios Extremeños, 1964, pp. 457 y ss.; PIZARRO GÓMEZ, Francisco y MO-GOLLÓN CANO-CORTÉS, Pilar (eds.), Los Diez Libros de Arquitectura de Marco Vitruvio Polión según la traducción castellana de Lázaro de Velasco, Cáceres: Ciclón, 1999; MARÍAS, Fernando, «Los Diez Libros de Arquitectura de Marco Vitruvio Polión según la traducción castellana de Lázaro de Ve-lasco, de Francisco Pizarro Gómez y Pilar Mogollón Cano-Cortés. Libro de Arquitectura de Hernán Ruiz II, de Alfonso Jiménez Martín et al., La catedral de Toledo 1549. Según el Doctor Blas Ortiz Des-cripción gráphica y elegantísima de la S.I. de Toledo, de Ramón Gonzálvez y Felipe Pereda», Annali di architettura, 12 (2000), pp. 175-177. También GARCÍA MELERO, Enrique, Literatura española sobre artes plásticas. I. Bibliografía impresa en España entre los siglos XVI y XVIII, Madrid: Encuentro, 2002, pp. 24-38, y ahora BLASCO ESQUIVIAS, Beatriz, Arquitectos y tracistas. El triunfo del Barroco en la corte de los Austrias, Madrid: CEEH, 2013.

209ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

para precisar por ahora más su cronología de los años setenta15. Nada se ha conservado, por otra parte, de las tareas que en Roma, en relación a los tra-bajos emprendidos por la Accademia della Virtù (1538) con Claudio Tolomei (ca. 1492-1556) y Guillaume Philandrier, entre otros, habrían desarrollado dos españoles, el protomédico pontificio Dr. Luis de Lucena (1491-1552) y

15 Un folio suelto con letra del siglo XVI, «Sobre el capítulo primero del segundo libro de Vitrubio», y cuyo texto comienza por «El origen y principio del hombre admirable criatura…», se conserva también en la Real Biblioteca de Palacio de Madrid (II/2415, fols. 24 r.-v.), falto todavía de cualquier precisión o análisis.

Il. 4. Lázaro de Velasco, «Libro decimo de Lucio Vitruvio Polion». Madrid, Biblioteca Real (© PA-TRIMONIO NACIONAL)

210 FERNANDO MARÍAS

el ingeniero Jerónimo de Bustamante de Herrera (ca. 1502-d. 1557), a quien citaba el propio Lázaro de Velasco como autoridad vitruviana16, haciéndose

16 De su estancia italiana, tal vez desde 1543, y su papel de ingeniero militar conservamos cuatro cartas del ducado de Florencia, entre 1543 y 1546. Carta de Cosimo de’ Medici al virrey don Pedro de Toledo (4-I-1543) dando cuenta de la visita que con Bustamante de Herrera ha hecho en Piombino a las guar-niciones españolas, enviado por don Juan de Vega (Archivio di Stato di Firenza (ASF), 3918, Mediceo del Principato (MP), 5, fol. 446). Carta de Cosimo de’ Medici al obispo Giovanni Ricasoli (2-III-1544) para que explique a Carlos V y Nicolas Perrenot la futilidad de invertir en la fortificación de Piombino a causa del mal gobierno de Jacopo V Appiano y sus consejeros, entre los que se contaba Bustamante de Herrera por orden de don Juan de Vega (Florencia, ASF, MP, 3922, 5, fol. 513). Del secretario ducal

Il. 5. Lázaro de Velasco, «Libro decimo de Lucio Vitruvio Polion». Madrid, Biblioteca Real (© PA-TRIMONIO NACIONAL)

211ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

Lorenzo Pagni al mayordomo Pier Riccio (16-IV-1545) dándole cuenta de las instrucciones recibidas para la recepción de Bustamante de Herrera, a quien «Sua Ecca... Vuole il Duca mio signore che la S.V. riceva, honorj et accarezzi BUSTAMANTE [de Herrera]», y del cardenal Alessandro Farnese en su visita desde Florencia a Pisa (ASF, MP, 1171, 7, fol. 331) y carta (8-XII-1546) dando cuenta de las con-versaciones entre el agente del duque Francesco Lottini y el nuevo embajador don Diego Hurtado de Mendoza, uno de cuyos temas había sido el de las fortificaciones de Piombino tras la muerte de Jacopo V d’Appiano, de cuyos vástagos aparecen como cotutores tanto Vega como Bustamante de Herrera (ASF, MP, 4354, 7, fol. 224). Más tarde acompañó a Sicilia al nuevo virrey don Juan de Vega (1547-1557). Sin embargo, en 1548 estaba en España como «visitador de obras reales», en Valladolid con los archiduques Maximiliano de Austria y su mujer doña María y como contino de doña Juana (véase HELGUERA QUIJADA, Juan, GARCÍA TAPIA, Nicolás y MOLINERO HERNANDO, Fernando, El Canal de Castilla, Valladolid: Junta de Castilla y León, 1988, pp. 15-16; HELGUERA QUIJADA,

Il. 6. Lázaro de Velasco, «Libro decimo de Lucio Vitruvio Polion». Cáceres, Biblioteca Pública

212 FERNANDO MARÍAS

eco de las referencias librescas pero también muy probablemente recordando un encuentro granadino años atrás con el ingeniero, hermano como sabemos del jesuita Bartolomé de Bustamante.

También desde Roma, otro español –el toledano Pedro Chacón (1526–1581)– parece haberse ocupado del texto vitruviano con una serie de comen-tarios que se relacionan en un manuscrito (Fondo Vat. Lat. 6.216) como «an-notationes in Vitruvium»; no obstante, llevó a la imprenta en 1586 algunas referencias al arquitecto, relativas a medidas y metales, en uno de sus Opuscula (Roma, 1586 y 1608, Amberes: Platin, 1594 y 1597)17.

Más allá de la edición impresa de 1582, los eruditos y arquitectos espa-ñoles continuaron traduciendo a Vitruvio –o prometiendo una traducción, como Francisco de Praves (1585-1637) que nunca realizaría–, aunque ninguna versión más llegaría a la imprenta hasta el siglo XVIII. Sus motivos eran el descontento que sentirían ante la versión de Miguel de Urrea, ya fuera por la traducción o por lo versión vitruviana elegida, que verían como anticuada. Así pues, encontramos una nueva traducción –Los diez libros de Architetura de M. Vitruuoo Polion traduçidos de latín en romançe castellano– que partía de la edición latina de Daniele Barbaro de 1567, y de la italiana de 1584 (Madrid, BNE, ms. 20.663), de la que se indicaba ya de antiguo en el propio manuscrito que era traducción diferente a la de Urrea y Gracián de 1582; su anónimo autor de finales del siglo XVI, «ayudado del señor Pero Sánchez, hombre muy estudioso y professor desta facultad», llevó a cabo la traducción española a partir de la versión veneciana del Patriarca electo de Aquileia, intentando po-ner al día tanto la edición vitruviana como su comentario.

Ignoramos quién pudo ser su autor y si este pudiera haber sido el latinista y carmelita descalzo fray Jerónimo Gracián Dantisco de la Madre de Dios (1545-1614), cuya traducción fue citada por Nicolás Antonio en su Bibliotheca Hispana Vetus (Roma, 1672), o si el Pero Sánchez pudiera haber sido el lego jesuita y arquitecto hermano Pedro Sánchez (1569-1633), activo entre Anda-lucía, Toledo y Madrid, aunque la cronología de ambos personajes dificulta la colaboración de ambos religiosos.

Juan, «Un proyecto de canales de navegación y riego en Castilla la Vieja a mediados del siglos XVI», en Investigaciones Históricas, Valladolid: Universidad de Valladolid, 1983, pp. 7-39; CANO DE GAR-DOQUI, José Luis, «Noticias sobre un proyecto de navegación por el rio Pisuerga hecho por ingenie-ros alemanes (1550)», Boletín de Seminario de Arte y Arqueología, lviii (1991), pp. 365-374; e idem, «El príncipe Maximiliano de Austria y el proyecto de navegabilidad del río Pisuerga (1549-1550)», Boletín del Seminario de Arte y Arqueología, lxxiii (2012), pp. 9-18). En 1551 fue enviado desde la corte de Va-lladolid como visitador e ingeniero militar y civil a Andalucía y Granada para controlar sus fortalezas, más tarde hacia 1557 se avecindaba tal vez en Alcalá de Henares; murió antes de embarcarse camino de las Indias (con destino a La Habana y Tierra Firme), con el cargo de «visitador general de las obras de las Indias nombrado por el emperador Karolo V» (como señalaría más tarde Lázaro de Velasco), tras estar en la Academia romana de Paolo IV (1555-1559), probable error por Paolo III (1534-1549).17 RUIZ, Elisa, «Los años romanos de Pedro Chacón: vida y obras», Cuadernos de Filología Clásica, X (1976), pp. 189-255.

213ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

En esta misma línea, y también sobre el texto de Barbaro, se ha conserva-do otra traducción, titulada Libro de Architectura (Madrid, BNE, ms. 7.552), realizada en 158718; también anónima, parece versión más libre del texto del Patriarca electo de Aquileia, cuyos comentarios vitruvianos tradujo también nuestro autor de forma libre y parcial. Merece resaltar se el hecho de que se realizara a los cinco años de que se impri miera en Alcalá de Henares la traduc-ción de Urrea sobre el texto de Guillaume Philandrier, intentándose poner al alcance del lector castellano el «último grito» de la crítica vitruviana de Italia.

3. leyendo a vitruvio en el siglo Xvi

Los libros, impresos o manuscritos no quedan cerrados con el colofón de su propio autor o de sus traductores o escoliastas. Requieren unos lectores y entre estos, algunos escapan de una relación silente con los autores de los textos e inician unos comentarios manuscritos sobre sus mismas páginas o sobre otras añadidas donde vierten sus opiniones personales, modernas y de carácter casi siempre más práctico.

Dos opiniones se enfrentaron de inmediato, la de los defensores de la ope-ratividad fragmentaria o total del texto, los vitruvistas dogmáticos invocados por el Greco, o los que veían en el texto del romano una antigualla, si quere-mos tal término, al margen de un lenguaje específico de los órdenes clásicos que otros autores contemporáneos habían aclarado, ordenado, sistematizado y remodulado, de Serlio a Vignola. En esta segunda postura «modernista» es-taba alineado no solo el pintor griego, sino humanistas como Juan Luis Vives (1493-1540), desde Flandes mentor del príncipe Felipe II y sus maestros, a través de su De tradendis disciplinis de 1531; si el valenciano, como es lógico, recomendaba al futuro rey la instrucción arquitectónica y la lectura de los textos tanto de Vitruvio –por medio de la edición de Fra Giocondo– como de Leon Battista Alberti y Francesco Mario Grapaldi, hacía a los tres prime-ros tratadistas interlocutores de uno de los diálogos educativos enviados al príncipe en 153819; por otra parte, desconfiaba de la operatividad de Vitruvio: «¿Quién todavía edifica según las normas de Vitruvio?» (I, v); al «helenizar»

18 COLLAR DE CÁCERES, Fernando, «Una traducción de Vitruvio olvidada», en Libros con arte, arte con libros, Cáceres: Universidad de Extremadura, 2007, pp. 197-205.19 VIVES, Luis, «La Casa» (Domus) de su Exercitatio lingua latinae», en Obras completas, Valencia: Generalitat, 1992, pp. 917-920. No deja de ser curioso que, en un texto preferentemente funcional en la descripción de una casa, la única referencia al mundo clásico se dedique, con un tono ambiguo, a «aquellos atlantes y cariátides [de un pórtico que] dan la impresión de un esfuerzo por sostener el edificio para que no se derrumbe, cuando en realidad nada hacen». Véase sobre la influencia positiva de Vives en este ámbito, RODRIGUEZ G. DE CEBALLOS, Alfonso, «En torno a Felipe II y la arquitectura», en Real Monasterio-Palacio de El Escorial, Madrid: CSIC, 1987, pp. 107-125. También MARÍAS, Fernando, «La arquitectura de Felipe II: de las ciencias matemáticas al saber bíblico», en Felipe II y las artes, Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2000, pp. 221-230.

214 FERNANDO MARÍAS

y ser «difícil de entender», «el viejo sistema de edificación que preconiza cayó en desuso, y no sin razón» (II, iii). Volvería sobre este tema también en su De causis corruptarum artium (1,3; 1,5; 1,8; 4,4)20.

En este grupo debieron figurar personalidades del círculo de Felipe II como el obispo Honorato Juan o los diferentes miembros del llamado Consejo de Ar-quitectura, encargados, por ejemplo, de las discusiones sobre los proyectos de El Escorial en sus primeros años. Uno era el gentilhombre de la cámara y sumi-ller de cortina de Felipe II don Juan de Benavides y Chacón (ca. 1523-1563), II marqués de Cortes y IX mariscal de Navarra como consorte de doña Jerónima de Navarra (†1579), con imagen propia –tal vez de Antonio Moro– en la Sala de Retratos del Palacio del Pardo; otros miembros, además del más conocido como Juan de Navarra y Benavides, de este huidizo Consejo de Arquitectura de Feli-pe II fueron también el secretario Pedro del Hoyo y el II conde de Chinchón, Pedro Fernández de Cabrera y Bobadilla (†1576). Y no muy lejos se encontraría don Martín de Gurrea y Aragón (1526-1581), IV duque de Villahermosa, hom-bre especialmente interesado por la arquitectura y amigo de otro personaje de relevancia y autor de un texto que se acerca al citado de Vives.

Este texto, de finales de 1563, fue obra de don Pedro de Labrit de Navarra (1504-1567)21, benedictino de Estella y obispo de Comminges desde 1561 (al ser presentado por Carlos IX, de quien fue consejero), e hijo bastardo del último rey de Navarra, Juan de Labrit III, así como cortesano de Carlos V y de Felipe II. Fue viajero a Roma en 1560, intelectual y escritor, amigo también del vitruviano Guillaume Philandrier (1505-1565), y pudo escribirle al duque de Villahermosa una carta especialísima con motivo de su retiro a una villa propia en Navarra, proyectada y diseñada por él mismo: «Digo que yo he empleado algunas horas en hacer un deseño de otra que envío al Rey Católico, que holgara que V. S. la viera, porque tiene lo fuerte de los antiguos, lo muy curioso de los modernos, la perfecta architectura de Vitruvio, los primores de Italia, lo nada perdido de la Francia y el vac[i]o o espacio de Espagna tan bien ocupado como sufre el edificio»22. La villa, que no vio terminada a su muerte

20 Sobre este texto, véase SCHULER, Stefan, op. cit., pp. 100-101. 21 PAUWELS, Yves, «Les Français à la recherche d’un langage. Les ordres hétérodoxes de Philibert de L’Orme et Pierre Lescot», Revue de l’Art, 112 (1996), pp. 9-15 ; e idem, L’architecture au temps de La Pléiade, Paris: Gérard Monfort, 2002. Sobre Pedro de Navarra, véase CÁTEDRA, Pedro M., «Noticia de Pedro de Navarra» , en NAVARRA, Pedro de, Diálogos de la differencia del hablar al escrevir, Bar-celona: Bellaterra, 1985, pp. 9-57; GOÑI GAZTAMBIDE, José, «Pedro Labrit de Navarra, obispo de Comminges», Príncipe de Viana, 90 (1990), pp. 559-595. El obispo de Comenge publicó unos Diálogos, quál debe ser el chronista del Príncipe (BNE, R/5756 (3), [s.l.], [s.a.] pero ca. 1565, y Toledo[s.a.]), y unos Diálogos muy sutiles y notables (BNE, R/5798), Juan Millán, Zaragoza, 1567, dedicados a Felipe II, que incluían un libro, dedicado al presidente del Consejo el marqués de Mondéjar, sobre De la diferencia de la vida rústica a la noble, y otro, dedicado al secretario real don Francisco de Eraso, de Diálogos de la preparación de la muerte (BNE, R/5756).22 DUQUE DE ALBA, «Noticias históricas y genealógicas de los estados de Montijo y Teba», Boletín de la Real Academia de la Historia (Madrid), vol. 67 (1915), pp. 321-322. Citada por RODRÍGUEZ RUIZ, Delfín, «El Palacio del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso. Un retrato cambiante del rey»,

215ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

en 1567, estaba situada en la viña de Santa Soria de Bearín, cerca de Estella (Navarra). Aparentemente escribió allí, desde este retiro de sus ocios, unas «Doce cenas en Santa Soria» o «Doce cenas sorianas» que no se han podido encontrar todavía.

Si como señalara Delfín Rodríguez, el edificio descrito por don Pedro de Navarra era «fascinante por híbrido, mezclado y sucio, sin orden, ni tan si-quiera el modal o nacional de Du Bellay», es posible que el obispo lo juzgara entonces como ecléctico, que tomaba lo mejor de cada cultura arquitectóni-ca; y pulcro, aunque tuviéramos dificultades para visualizar esta construcción desgraciadamente desparecida. Nos podría asimismo parecer excepcional para la fecha, desde nuestra perspectiva de historiadores del arte del siglo XXI, aunque tal vez no lo fuera tanto si pensamos en otros ejemplos de encar-gos aristocráticos y de descripciones literarias de la época23.

Ya en 1549 el canónigo toledano Blas Ortiz había dispuesto de materiales vi-truvianos para comentar la catedral de Toledo a un joven príncipe Felipe, deno-tando una lectura que tal vez no se basaba exclusivamente en la edición de 1526 de Diego de Sagredo que había visto también la luz en la Ciudad imperial24.

Otro hombre de este mismo círculo de aristócratas fue don Luis Hurtado de Mendoza (ca. 1489-1566), II marqués de Mondéjar, antiguo gobernador de la Alhambra y capitán general del reino de Granada, griego y latino, discípu-lo de Pedro Mártir de Anglería y del comendador griego Hernán Núñez de Toledo, entendido en Virgilio y Boecio, responsable de las fortificaciones del

en RODRÍGUEZ RUIZ, Delfín (ed.), El Real Sitio de La Granja de San Ildefonso. Retrato y escena del rey, Madrid: Patrimonio Nacional, 2000, p. 34: «La villa proyectada y dedicada a Felipe II, de la que conocemos sólo la descripción de la carta mencionada, reune todo lo que era habitual y casi tópico en la cultura arquitectónica de los años centrales del siglo XVI: Vitruvio, su arquitectura, es descrito como perfecto, sí, pero no más importante o significativo que la arquitectura de los antiguos (paradoja que no deja de ser elocuente, sobre todo si pensamos que conocía y había frecuentado a un estudioso de Vitruvio como Philandrier), o la de de los modernos («curiosos»); les añadía los «primores» de la arquitectura italiana, que, por tanto, don Pedro de Navarra no identificaba ni con los antiguos (¿ro-manos?), ni con las reglas de Vitruvio: ¿sería periférica esa «primorosa» arquitectura italiana vista y analizada por nuestro culto y cortesano obispo? Además, Francia, según él, construía una arquitectura en su época en cuyo carácter no había «nada perdido»: ¿sería una manera nacional, como quieren tantos y brillantes historiadores franceses? Incluso «Espagna» parecía aportar una ulterior paradoja: «el vac[í]o o espacio... tan bien ocupado como sufre el edificio». Véase también MOREJÓN RAMOS, José Alipio, Nobleza y humanismo. Martín de Gurrea y Aragón. La figura cultural del IV duque de Vil-lahermosa (1526-1581), Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 2009, pp. 208-213.23 MARÍAS, Fernando, «Geografías de la arquitectura del Renacimiento», en La arquitectura de la Corona de Aragón entre el gótico y el renacimiento (1450-1550). Rasgos de unidad y diversidad, (número monográfico) Artigrama, 23 (2008), pp. 21-37, incluyendo las referencias de BOURNE, Molly, «A Viceroy Comes to Mantua: Ramon Folch de Cardona, Lorenzo Costa and the Italian Renaissance in Spain», en JONES, Lars R. and MATTHEW, Louisa C., Coming about: Festschrift for John Shearman, Cambridge: Harvard University, 2001, pp. 127-133. 24 Véase ahora la edición latina y castellana, PEREDA ESPESO, Felipe, «Leer en la Catedral: la experiencia de la arquitectura en 1549», en GONZÁLVEZ, Ramón y PEREDA, Felipe, La catedral de Toledo 1549. Según el Doctor Blas Ortiz. Descripción gráphica y elegantísima de la S.I. de Toledo, Toledo: Antonio Pareja, 1999, pp. 81-125.

216 FERNANDO MARÍAS

reino de Granada desde 1512 y presente en la Jornada del Peñón de Vélez en 152525. En contacto, en 1526 en Granada, con la corte imperial con ocasión del matrimonio del César, con Mercurino Gattinara, Baldassare Castiglione y Andrea Navagero, su italianismo heredado –de su padre el II conde de Tendi-lla– tuvo que recibir un importante espaldarazo para defender a capa y espada el proyecto del italianizado Pedro Machuca para el palacio carolino de la Al-hambra de Granada, y en 1528 oponerse a los deseos «castellanizantes» de los arquitectos de Carlos V, Luis de Vega y Enrique Egas26.

Aunque Mondéjar no había estado en Italia para esas fechas –solo en 1535 tras ser herido en la Jornada de Túnez, habría recorrido la península itálica, siguiendo el itinerario de la comitiva imperial desde Messina a Génova–, para entonces disponía de otros instrumentos para haberse formado en la nueva arquitectura de la Antigüedad; por una parte, disponía ya de las ediciones de Vitruvio de Fra Giocondo da Verona (primera edición de 1511, aunque probablemente la edición de 1522) y Cesare Cesariano (1521), que, con sus ilustraciones, suponían un vehículo incomparable con los textos sin estampas de las ediciones de Vitruvio y Alberti que su primo el I marqués del Zenete había podido traer desde Roma27; por otra, tenía a su servicio a Pedro Machu-ca, uno de los primeros españoles que se habían formado en la arquitectura directamente en suelo italiano. El resultado definitivo, el palacio granadino «romano más que castellano», con su tipología y sus composiciones verdade-ramente anticuarias y no solo con sus ornatos al romano, ponía un punto final a la tradición italianizante de los Tendilla-Mondéjar-Zenete28, y cerraba –con un arquitecto español en lugar de con un architector formado en Italia– un ci-clo que había debido experimentar con todas las alternativas posibles para su

25 Madrid, Real Academia de la Historia (RAH), Colección Salazar y Castro, B-75. Véase MARÍAS, Fernando, «Los Mendoza y la introducción del Renacimiento en España», en Nobleza, coleccionismo y mecenazgo, Sevilla: Real Maestranza de Caballería, 1998, pp. 29-44.26 En RAH, B-75, fol. 5., se señala que Carlos V había mandado hacer diferentes diseños del palacio, «según se reconoce de varias cartas escritas al marqués sobre la forma... hasta que dejó al arbitrio del Marqués la elección de qual se había de seguir», como quedaría demostrado por una carta escrita en Burgos en 1527 al emperador.27 Sobre los comentarios arquitectónicos de este, véase ahora GÓMEZ-FERRER LOZANO, Mercedes, «El marqués de Zenete y sus posesiones valencianas. Mentalidad arquitectónica y artística de un noble del Renacimiento», Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, 22 (2010), pp. 27-46; y eadem, «Las almonedas de los libros del marqués de Zenete en 1529 y 1535 en Valencia», Lemir, 14 (2010), pp. 231-246. El inventario de los libros de don Íñigo López de Mendoza, III marqués de Mondéjar, se halla en Toledo (AHN, Osuna, C. 291), y está fechado en 1580. Especifica una edición de Vitruvio de Fra Giocondo de 1522, que podría ser naturalmente la poseída por don Luis Hurtado en el momento de los proyectos de Pedro Machuca para el palacio carolino.28 Esa alianza final se daría no tanto entre el II conde de Tendilla y el I marqués del Zenete –rivales y incluso estimulante el uno con respecto al otro en la construcción de sus casas granadinas–, sino entre los miembros de la siguiente generación de los dos nobles. No podemos olvidar las relaciones «fraternales», sobre materias anticuarias, que tuvieron los primos Bernardino (ca. 1497-1557) y Diego Hurtado de Mendoza (1504-1575) con doña Mencía de Mendoza (1508-1554), la hija y heredera del marqués del Zenete don Rodrigo de Mendoza.

217ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

logro material. La definición ideal solo pudo darse al coincidir en sus intereses los deseos y las capacidades de los arquitectos profesionales y las pretensiones de los señores de título que ejercían de architectores.

Nombrado más tarde como virrey y capitán general de Navarra (1543-1546), abandonó Granada y se integró en la corte como presidente del Con-sejo de Indias (1546-1559) y miembro de los Consejos de Guerra y Estado, para llegar finalmente a presidente del Consejo Real de Castilla (1559-1563); momento, a fines de los años cuarenta, en el que ha de situarse un sueño ar-quitectónico del marqués del que nos da cuenta el médico regio Bernardino Montaña de Monserrate (ca. 1480-1558), en su Libro de la anothomia [sic] del ho[m]bre... nueuamente compuesto por... Bernardino Montaña de Monse-rrate...; juntamente con una declaracio[n] de un sueño que soño el illustrissimo señor don Luys Hurtado de Mendoça marques de Mondejar... el qual sueño... trata breuemente la dicha fabrica del hombre... (Valladolid: Sebastián Martínez, 1551, fols. lxxv-lxxviii v., e interpretación fols. lxxix-cxxix)29. Lógicamente, se trata de un ejercicio retórico en el que el cuerpo humano se convierte de «pequeño mundo del hombre» en extensa metáfora arquitectónica y que, por ello, requerirá otra ocasión para su análisis, así como el estudio de su deuda respecto a un texto como el vitruviano.

Otros lectores se limitaron a verter en las páginas de los textos que leían algunos comentarios, siempre interesantes a pesar de su eventual brevedad. Si uno de los primeros poseedores del texto impreso podría haber sido el cardenal de Santa Croce in Gerusalemme don Pedro González de Mendoza (1428-1495), cuya biblioteca, acrecentada por su hijo el I marqués del Zenete, se inventariaba en el castillo de Ayora en 1523 (un «Vitruuius de architectura» junto a un «Leonis Baptista [Alberti] de re edifficatoria»), no lejano quedaba el primer comentarista de sus márgenes, ni en el tiempo ni por su paso por Roma. Un ejemplar de la edición príncipe de Vitruvio (ca. 1487)30, pues toda-vía discutimos su exacta cronología, se ha conservado en Segovia (ils. 7-8), en el Archivo y Biblioteca Capitular de su catedral (A-18 Inc. 513)31, propiedad del obispo Juan Ruiz de Medina (ca. 1450-1507).

29 Madrid, BNE, R/2461, R/3398 y U/8170; y otro ejemplar en la Fundación Menéndez Pidal. Agradezco la referencia a MARÍAS MARTINEZ, Clara, «Luces y sombras de un poderoso noble al servicio de Carlos V y Felipe II, el II Marqués de Mondéjar», en 19 Deutscher Hispanistentag (XIX Congreso de la Asociación Alemana de Hispanistas, Sección 14 Neues Licht auf die ‘Schwarze Legende’. Ambiguitäten statt Stereotypen), Münster: Westfälische Wilhelms-Universität, 2013 (en prensa). Véase también BIERSACK, Martin, «El mecenazgo del II marqués de Mondéjar», Cuadernos de arte de la Universidad de Granada, 38 (2007), pp. 43-60.30 Otros dos incunables de esta edición se conservan en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca (BUSal. BG/I. 269(1), que perteneció al humanista Hernán Núñez el Pinciano, y en la BNE (Inc. I 2.073).31 Ha sido citado por VILLASEÑOR SEBASTIÁN, Fernando, «Juan Ruiz de Medina, regio oratoris in romana curia, y un conjunto de sus incunables miniados», en Las relaciones entre los reyes hispanos y las cortes europeas en la Baja Edad Media. El intercambio artístico, León: Universidad de León, 2009, pp. 239-252.

218 FERNANDO MARÍAS

Este había ocupado sucesivamente las sedes de Astorga desde 1489, de Badajoz desde 1493 y de Cartagena desde 1495 y de Segovia desde 1502, pero desde diciembre de 1485 a 1499 había vivido en Roma al servicio diplomático de los Reyes Católicos; incluso desde 1488 hasta su regreso en 1499, fecha por lo tanto de la llegada del ejemplar que nos ocupa, con el cardenal Bernardino López de Carvajal se había hecho cargo de las obras del monasterio de San Pietro in Montorio en Roma.

Il. 7. Vitruvio (ca. 1487), de Juan Ruiz de Medina (a. 1499). Catedral de Segovia, Archivo y Biblioteca Capitular (incunable 513)

219ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

Otro importante viajero a Italia fue don Hernando Colón (1487-1539), el gran bibliófilo32 y coleccionista de estampas33, quien también se interesó por el

32 ÁLVAREZ MÁRQUEZ, María del Carmen, «El itinerario de adquisiciones de libros de mano de Hernando Colón», Historia, instituciones, documentos, 30 (2003), pp. 55-102; MARÍN MARTÍNEZ, Tomás; RUIZ ASENCIO, José Manuel y WAGNER, Klaus, Catálogo concordado de la Biblioteca de Hernando Colón, Madrid: Mapfre, 1993-1995; WAGNER, Klaus, «Hernando Colón en Italia», Archi-vo hispalense, 225 (1991), pp. 51-62; idem, «La biblioteca colombina en tiempos de Hernando Colón», Historia, instituciones, documentos, 19 (1992), pp. 485-495; e idem, «Hernando Colón: semblanza de un bibliófilo y de su biblioteca en el quinientos aniversario de su nacimiento», en CÁTEDRA GAR-CÍA, Pedro Manuel y LÓPEZ-VIDRIERO ABELLO, María Luisa (eds.), El libro antiguo español, Salamanca: Universidad de Salamanca, 1992,  pp.  475-492; DELGADO PÉREZ, María Mercedes, Hernando Colón: decurso histórico de un hombre y su biblioteca, Sevilla: Ayuntamiento, 2004. 33 McDONALD, Mark, The Print Collection of Ferdinando Columbus 1488-1539: A Renaissance Collector in Seville, Londres: The British Museum Press, 2004, 2 vols.

Il. 8. Vitruvio (ca. 1487), de Juan Ruiz de Medina (a. 1499). Catedral de Segovia, Archivo y Biblioteca Capitular (incunable 513)

220 FERNANDO MARÍAS

texto de Vitruvio. Poseyó un ejemplar –traído de Milán en 1531– de la edición de 1497 de Venecia, de Simon Bevilaqua34, y otros dos ilustrados, ya fuera un ejemplar de Fra Giocondo en su edición de M. Vitruvvii De architectura: libri decem: nuper maxima diligentia castigati atque excussi Additis Iulij Frontini De aqueductibus libris... (Florencia: Filippo Giunti, 1522), (Sevilla: Biblioteca Ca-pitular y Colombina, signatura 12-1-1. R. Colón 8857 y GG-175-36, JJ-187-10. R. 1380, en Patrimonio Bibliográfico Español), que anotó como nos comenta el arquitecto Carlos Plaza en este mismo libro35, pero no dejando nota alguna, en cambio, en su tercer ejemplar, de la edición del De architectura (Como, 1521, GG-176-2. R. Colón 4451. R. 2371) de Cesare Cesariano.

Colón se añadía a aquellos nobles como el citado marqués del Zenete36, el duque de Calabria don Fernando de Aragón, el embajador don Diego Hurta-do de Mendoza y más tarde el V duque del Infantado, quien llegó a poseer 5 ejemplares de Vitruvio, aparentemente solo superados por los 14 (12 impresos y 2 manuscritos) que acumuló Felipe II a través del tiempo y en diferentes lugares.

Hasta 6 vitruvios atesoró por su cuenta el humanista y obrero mayor de la catedral de Toledo, como canónigo y arcediano de Guadalajara, don García de Loaisa Girón (Talavera de la Reina, 1534-Madrid, 1599)37, hijo del cronista de Carlos V Pedro Girón, y antiguo estudiante en Salamanca y Alcalá, univer-sidad de la que llegó a ser doctor en teología en 1567; en 1584 fue nombrado limosnero y capellán mayor de Felipe II y luego preceptor del futuro Felipe III, abandonando Toledo, así como miembro del Consejo Supremo de la In-quisición; en 1595 fue designado gobernador eclesiástico de la archidiócesis

34 Sevilla, Biblioteca Capitular y Colombina, 13-5-10 (5): «Este libro costo 10 quatrines en milan por hebrero de 1531 y el ducado vale 440 quatrines» (V-119-26. R. Colón 9951. R. 1694).35 Parece indicar una edición diferente, la de Lyon, 1523. Véase PLAZA, Carlos, «Las apostillas de Hernando Colón a una copia del Vitruvio ilustrado por Fra Giocondo da Verona» en este mismo libro y «Vitruvio in Spagna nel Cinquecento: dalle inedite postille di Hernando Colón all’edizione di Fra Giocondo fino alle prime edizioni tradotte del testo», en TEXT Werkzeug und Quelle des Verstehens, 2. Architekturtheoretisches Kolloquium (25-28 de abril de 2013, Stiftung Bibliothek Werner Oechslin, Einsiedeln, Suiza).36 MARÍAS, Fernando, «El Codex Escurialensis: problemas e incertidumbres de un libro de dibujos de antigüedades del último quattrocento», Reales Sitios, 163 (2005), pp. 14-35. En 1523, en Ayora se incluía un «Leonis Baptista [Alberti] de re edifficatoria» y un «Vitruuius de architectura», al lado de tres volúmenes de temas militares «de rei militari instrumentis», «Vegesius de re militari» y «Flavius Vegesius de re militari», y el ya citado «Libret de posts tot de pregami de traces de les cases de Granada y de la Calahorra». En Valencia también aparecía un «Maffei Volterrano Comentariorum urbanorum» (SÁNCHEZ CANTÓN, Francisco J., op. cit., núms. 23 y 29, pp. 48-49, y núm. 14, 83, 408, 409, 430 y 501, pp. 47, 83, 87, 89 y 96). El inventario publicado se encuentra actualmente –y agradezco esta gentil información al Prof. Fernando Bouza– en Madrid, Archivo de la Villa, Archivo de la familia de los duques de Pastrana, L.M. 327 (S 392), fols. [sin numerar] 32v., 33, 61v., 65, 65v. y 68. También véase GÓMEZ-FERRER LOZANO, Mercedes, art. cit., pp. 27-46. Sobre otros Vitruvios poseídos por miembros de la nobleza, el clero o académicos, BUSTAMANTE, Agustín y MARÍAS, Fernando, «El Escorial y la cultura arquitectónica…», op. cit., pp. 126-127.37 Véase GOÑI, José, en Diccionario de Historia eclesiástica de España, dir. por Quintín Aldea Vaquero, Tomás Marín Martínez y José Vives Gatell, Suplemento I, Madrid: CSIC, 1987, pp. 432-438.

221ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

de Toledo por el archiduque Alberto de Austria y en 1598 arzobispo en su lugar, para fallecer a los pocos meses. Se convirtió en uno de los principales bibliófilos de la época y su librería llegó a tasarse en 20.000 ducados38. En pa-ralelo, demostró un particular interés por los libros de arquitectura (poseyó un Serlio y un Vignola en italiano (16 reales), y un Serlio en castellano (20 reales), un Pietro Cataneo (8 reales), un Alberti (6 reales), un Arfe (6 reales), un Palla-dio (2 ducados) y un primer volumen del Prado-Villalpando (16 reales); y en especial de Vitruvio39: un ejemplar en español de Urrea (8 reales), un Vitruvio en italiano (12 reales), otro en 8.º que debiera ser el de Fra Giocondo (4 reales) y tres en 4.º (8, 9 y 14 reales).

En consecuencia, este canónigo obrero de la catedral de Toledo se colo-caba en una posición próxima a la de los profesionales de la arquitectura de la segunda mitad del siglo XVI. Dos ejemplares poseyó Juan de Ribero Rada (Cesariano y Barbaro), 4 el Greco, 5 Juan Bautista de Toledo (a pesar de sus pérdidas al trasladarse con naufragio incluido de su equipaje y familia entre Nápoles y España), 7 Juan Bautista Monegro, 13 Francisco de Mora y 15 Juan de Herrera, con el que culmina el atesoramiento de Vitruvio en el siglo XVI. Sus discípulos Francisco de Mora, con sus 11 ejemplares, y Juan Gómez de Mora heredarían parte de este legado bibliográfico40. Mora pudo haber sido un buen interlocutor de su cliente el arzobispo de Évora (1578-1602) don Teotónio de Braganza (1520-1602), hermano del V duque Teodósio I, cuando Mora se enfrentó al diseño de la cartuja de Scala Caeli de la ciudad de Évora, dado que don Teotónio poseyó al menos un ejemplar de Vitruvio, de 1552, hoy todavía conservado en Lisboa (Biblioteca Nacional de Portugal, RES 3296V).

Alguna anotación se añadió también por parte de su propietario don Luis de la Cerda en 1553 al ejemplar de Vitruvio de Guillaume Philandrier de 1550 de Lyon, quien incorporó no solo su nombre sino también su mote «Tentanda est via 1549 Don Luis de la Çerda» (BNE, ER 2.676), algo que ya había hecho

38 Fue dirigida por el profesor de griego de la universidad toledana el flamenco Pierre Pantin (1556-1611) entre 1583 y 1593. A su muerte la biblioteca pasó a los dominicos de Plasencia y finalmente a la Biblioteca Real, hoy Biblioteca Nacional.39 El inventario de sus bienes en Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, e.p. Juan de la Cotera, 25 de febrero de 1599, Pr. 1811-IV, fol. 1495 y ss., y almoneda en fol. 1703 y ss. Citado parcialmente desde KAGAN, Richard L., «La Toledo del Greco», en El Greco de Toledo, Madrid: Ministerio de Cultura, 1982, p. 72, nota 40; SCHROTH, Sarah, «Early Collectors of Still-Life Painting in Spain», en JORDAN, William B. (ed.), Spanish Still Life in the Golden Age 1600-1650, For Worth: Kimbell Art Mu-seum, 1985, pp. 28-39; y CHERRY, Peter, Arte y naturaleza. El bodegón español en el Siglo de Oro, Madrid: Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico, 1999, pp. 35-38, 81-83, 96-98 y 104-105. Sobre su colección de manuscritos, FERNÁNDEZ POMAR, José María, «Libros y manuscritos procedentes de Plasencia. Historia de una colección», Hispania Sacra, 18 (1965), pp. 33-102; e idem, «La biblioteca del arzobispo don García de Loaisa Girón, revisión de la lista de manuscritos», Archivos Leoneses, 32 (1978), pp. 215-271.40 MARÍAS, Fernando y BUSTAMANTE, Agustín, «Francisco de Mora y la arquitectura portuguesa», en As relaçôes artísticas entre Portugal e Espanha na época dos Descobrimentos, Coimbra: Minerva, 1986, pp. 227-318.

222 FERNANDO MARÍAS

en otros libros de su biblioteca como un C. Plinij Secundi historiae mundi libri de 1549 (Basilea), con prefacio de Erasmo; o un complejo volumen de contenido científico titulado Contenta: Euclidis Megarensis Geometricorum elementorum libri XV;Campani Galli Transalpini in eosdem commentariorum libri XV; Theonis Alexandrini, Bartholamaeo Zamberto Veneto interprete, in tredecim priores, commentariorum libri XIII; Hypsiclis Alexandrini in duos pos-teriores, eodem Bartholamaeo Zamberto Veneto interprete, commentariorum libri II (París, 1516)41; ello ha permitido identificarlo con el jesuita Luis de la Cerda (1500-1599), gramático y latinista, y que no debe confundirse con el posterior jesuita toledano y comentarista de Virgilio Juan Luis de la Cerda. Nada se ha podido añadir desde 1985 sobre el Francisco Sánchez Minarro que en 1582 poseyó un ejemplar de Cesariano (Como, 1521), hoy en Madrid (Real Academia de San Fernando, B 2.674).

De estos ejemplares propiedad de Juan de Herrera solo se han podido identificar hasta la fecha el manuscrito de Cesariano de la Real Academia de la Historia de Madrid –gracias a una entrada del inventario de bienes del arqui-tecto de 1597– y un ejemplar de la impresión Knoblochiana de Estrasburgo, 1543, atribuida a Walter Ryff y Georg Messerschmidt (ils. 9-10)42.

Junto a la anotación de propietario de «Juan de Herrera» en la portada de este último, aparece también la de «don Juan de Rojas», que hemos de identificar con don Juan de Rojas y Sarmiento (2.º hijo del I marqués de Poza don Juan de Rojas), autor de unos Commentariorum in astrolabium, quod pla-nisphaerium vocant, libri sex, (París, 1550 y 1551), y antes, de una Oración consolatoria que Don Iuan de Roias escribio a la muy Illustre Señora Doña Elui-ra de Roias su Hermana Marquessa de Alcannizas, con prefacion del Señor Don Crhistoual de Roias (Lovaina, 1544), dirigida a su cuñada; uno de sus astrola-bios, con la inscripción Astr. uni. Ioannis de Roxas, se conserva todavía en el Monasterio de El Escorial.

Otros ejemplares diversos con anotaciones de muy diferente índole de sus propietarios y lectores han llegado hasta nosotros. Hace muchos años dimos cuenta detallada de las que vertió –con pequeños dibujos o correcciones a las xilografías de Fra Giocondo– Juan Bautista Monegro en su pequeño volumen de Lyon de 1523 (BNE, R 23.548)43; más recientemente, apareció otro Vitru-vio de su librería (BNE, R 39.438), edición de 1567 del patriarca electo de Aquileia Daniele Barbaro, y que fue propiedad también de fray Francisco de

41 Biblioteca de la Universidad de Salamanca, BG 140629 y BG 36.561.42 M. Vitrvvii viri svae professionis peritissimi De Architectvra libri decem, Estrasburgo: Knoblochia-na, 1543. En venta en Martayan Lan de Nueva York, en The California International Antiquarian Book Fair, February 10-12, 2012, #71. Disponible en: http://martayanlan.com/pdf/California_Book_Fair_2012.pdf [Consulta: 12/04/2013]. Hoy se conserva, y agradezco la noticia a Javier Ibáñez Fer-nández, en colección particular de Amsterdam. 43 MARÍAS, Fernando y BUSTAMANTE, Agustín, Las ideas artísticas de El Greco (Comentarios a un texto inédito), Madrid: Cátedra, 1981, pp. 178-182.

223ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

los Santos, trinitario descalzo en el convento de los Trinitarios Descalzos de Madrid44. De igual forma, en un ejemplar de la edición de 1556 de esta misma versión de Barbaro, vertió el Greco sus notas al texto y al comentarista (BNE, R 33.475)45. También dimos cuenta en 1985 del ejemplar anotado de la edición de Guillaume Philandrier (Lyon, 1552), hoy en la Real Academia de Bellas Ar-

44 Citado por BOUZA, Fernando, «I dieci libri dell’ architettura...», en CHECA, Fernando (ed.), Feli-pe II, un monarca y su época. Un príncipe del Renacimiento, Madrid: Sociedad Estatal para la Conme-moración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, 1998, p. 615. 45 MARÍAS, Fernando y BUSTAMANTE, Agustín, Las ideas artísticas…, op. cit.

Il. 9. Vitruvio, edición Knoblochiana de Estrasburgo, 1543. Amsterdam, colección privada (reproduc-ción autorizada)

224 FERNANDO MARÍAS

tes de San Fernando de Madrid (B1712), con notas quinientistas de Gianello Torriani (el ingeniero y relojero real Juanelo Torriano) y sietecientistas de José de Hermosilla y Sandoval. Otro ejemplar de su librería, ahora de la edición de Barbaro de 1567, se conserva en la Real Biblioteca de Palacio de Madrid (V/1.624; otro ejemplar de la misma edición I/D/96) (il. 11)46.

Otro ejemplar de Fra Giocondo de 1511 fue ofertado a la venta en 2011 por la librería Gonzalo Fernández Pontes (Núñez de Balboa 19, Madrid); pre-

46En esta misma biblioteca se conserva un ejemplar de Guillaume Philandrier de 1552 que poseyó el médico del duque de Lerma el doctor Ildefonso Valencia de Olivera (X/2.682).

Il. 10. Vitruvio, edición Knoblochiana de Estrasburgo, 1543. Amsterdam, colección privada (repro-ducción autorizada)

225ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

sentaba diferentes notas marginales, una de las cuales identificaba a uno de sus propietarios quinientistas, un desconocido pintor manchego de Villanueva de los Infantes: «Este libro es de Alonso de Paz pinctor vecino de Villanª de los Infantes costó 180 reales año de 1584». Aparecen también algunas notas en los órdenes de otra mano de comienzos del siglo XVI, tal vez italiana o que escribe en latín –«attica»– (ils. 12 y 13).

Mayor interés, no solo como lector sino como crítico de Vitruvio, nos apa-rece el poseedor de un ejemplar de la edición de Fra Giocondo da Verona de 1523 (Lyon), que se custodia en la ciudad de León, Biblioteca Pública de León

Il. 11. Vitruvio, edición de Daniele Barbaro, Venecia, 1567. Madrid, Real Biblioteca (© PATRIMO-NIO NACIONAL)

226 FERNANDO MARÍAS

Il. 12. Vitruvio, edición de Fra Giocondo, Venecia, 1511. Madrid, librería Gonzalo Fernández Pontes (reproducción autorizada)

(Bibliotecas de Castilla y León, FA 2.226), y que perteneció según su portada y otras muchas páginas a un desconocido seiscientista: «este libro de arquitec-tura es de Pedro de Pinos digo que es de Pedro de Pinos v.º de la villa de…». Sin embargo, otra mano de grafía mucho más temprana e interesante rellenó las páginas de este volumen con sus comentarios, demostrando sus intereses –algunos tal vez insospechados– y su visión analítica de algunos de los pasa-jes e ilustraciones del veronés; se sumaba a otra, que en el folio 1 v.º, parece ayudar al lector con algunas traducciones del latín al castellano (ils. 14 y 18).

227ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

Il. 13. Vitruvio, edición de Fra Giocondo, Venecia, 1511. Madrid, librería Gonzalo Fernández Pontes (reproducción autorizada)

228 FERNANDO MARÍAS

Il. 14. Vitruvio, edición de Fra Giocondo, Lyon, 1523. León, Biblioteca Pública

229ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

Il. 15. Vitruvio, edición de Fra Giocondo, Lyon, 1523. León, Biblioteca Pública

Il. 16. Vitruvio, edición de Fra Giocondo, Lyon, 1523. León, Biblioteca Pública

230 FERNANDO MARÍAS

Il. 17. Vitruvio, edición de Fra Giocondo, Lyon, 1523. León, Biblioteca Pública

Il. 18. Vitruvio, edición de Fra Giocondo, Lyon, 1523. León, Biblioteca Pública

231ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

La incógnita de nuestro comentarista se disipa gracias a una nota que co-menta la recomendación vitruviana de utilizar el triángulo pitagórico -3-4-5 para proporcionar correctamente una escalera: «digo yo Juº de Badajoz que para ser descansada y proporcionada ha de tener en largo dos tantos que de alto y esto hallo ser mas natural y descansado» (IX, ii, fol. 157 v.º). Nos encon-tramos, por lo tanto, ante el maestro Juan de Badajoz el Mozo (ca. 1498-1552), activo en León y Palencia en el segundo cuarto del siglo XVI y autor como su tracista de obras importantes, sea en Carrión de los Condes o en la propia León, en su monasterio de San Isidoro o en su catedral, donde precisamente tuvo que enfrentarse al problema de realizar una escalera monumental de tipo claustral para acceder a la sala capitular (ca. 1525-1534)47 (ils. 19 y 20).

Podemos encontrar perfectamente lógico para Badajoz su interés por al-gunas xilografías como la plagiada de Cesariano de la sección transversal de la catedral de Milán, interesándose vivamente por el trazado de alzado trian-gular para una catedral con capillas –según Badajoz– colaterales y hornacinas, cuya anchura debería equivaler a la de la nave mayor (=colateral y hornacina). Más sorprendente puede ser su interés por el vocabulario y la morfología de los órdenes/géneros de columnas vitruvianos, dibujando incluso alguna basa, de estilobatos, de las estrías, de las acróteras transformadas en «jarros», de la tipología de los templos griegos, dada su escasa proclividad en la práctica a seguir las reglas morfológicas vitruvianas y darse más a una versión personal y libérrima en el empleo del vocabulario procedente de la Antigüedad y de Italia, a la manera de Rodrigo Gil de Hontañón48.

Ante el modelo de «traza» estructural de la escalera pitagórica, como en su práctica arquitectónica, Badajoz podía discutirle al antiguo sus proporciones (2/4 frente a 3/4): «esta manera de escalera que Vitruvio pone arriba es dema-siada agra y el maestro que por otras medidas hiçiere escalera ¿barlar? sea / de las dos maneras que ariba içe mençión en lo escripto de mano se puede açer descansada…». En la página siguiente, Badajoz se interesó por otro tema, a la postre, el del respeto y la consideración debida a los científicos e inventores de ingenios, personificados en Arquímedes de Siracusa. Sobre él nos recuerda las circunstancias de su muerte, a pesar de la prohibición del general Marcelo, a partir de la versión de la Historia de Roma desde su fundación de Tito Livio más que de las Vidas paralelas de Plutarco: «Archimedes bibía en Zaragoça en Siçilia que Gerión reinaba en ella. Este fue parte en los muchos ingenios que

47 Sobre el arquitecto, CAMPOS SÁNCHEZ-BORDONA, María Dolores, El arte del Renacimiento en León: las vías de difusión, León: Universidad de León, 1992; y Juan de Badajoz y la arquitectura del Renacimiento en León, León: Universidad de León, 1993, pp. 333-343, modificando ligeramente la cronología propuesta por la autora. También sobre la escalera, MARTÍNEZ MONTERO, Jorge, La escalera en la arquitectura civil del siglo XVI en las provincias de Burgos y León, León: Universidad, 2008.48 Véase MARÍAS, Fernando, «Orden arquitectónico y autonomía universitaria: la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares y Luis de Vega», Goya, 217-218 (1990), pp. 28-40.

232 FERNANDO MARÍAS

Il. 19. León, catedral, escalera capitular (© fotografía: F. Marías)

Il. 20. León, catedral, escalera capitular (© fotografía: F. Marías)

233ENTRE MODERNOS Y EL ANTIGUO ROMANO VITRUVIO: LECTORES Y...

sabía açer y inventar de defender así ¿ ? la  çiubdad mucho tiempo de los ro-manos y Marco Marçello entrando la çiudad… por fuerça mandó que nyngu-no fuese osado de açer mal a Archimedes y un soldado ¿raso? hallóle traçando un ingenio en el suelo y el soldado le preguntó quyen hera y él tan enbebido estava en el ingenio que no le quiso ablar palabra / y el soldado de enojado le mató no pensando que era él» (IX, iii, fol. 158). Si lográramos averiguar su fuente exacta, tal vez fuéramos capaces de vislumbrar mejor la cultura anti-cuaria de Badajoz el Mozo o de los clérigos o frailes latinos con los que tuvo trato asiduo, y con ello calibrar mejor las vías y la difusión de la cultura clásica entre los profesionales de la arquitectura de la Castilla del primer Quinientos.

Podemos haber calibrado la cultura arquitectónica de algunos de los hom-bres de iglesia de la época, de Diego de Sagredo a Francisco de Carabaña o Bartolomé de Bustamante, metidos a labores constructivas y de diseño, y tam-bién la de estudiosos universitarios, como los de la Universidad de Salamanca, como Eustaquio Muñoz (1469-1546), canónigo de Cuenca, que leía –más que el rector Fernán Pérez de Oliva49– gracias a sus lecturas de Vitruvio, como la de aquel, también en la versión de Fra Giocondo (1511), con los ojos puestos en sus fábricas de architector. Da la impresión de que se leía mucho más de lo que hasta ahora habíamos pensado, aunque nuestra pulsión modernista nos llevara muchas veces a alejarnos de la letra de sus textos, pero solo podremos verdaderamente sopesarlo de seguir las trayectorias escritoras y lectoras de nuestros arquitectos y artistas del Renacimiento.

49 PEREDA ESPESO, Felipe, «Los estudios vitruvianos en la Universidad de Salamanca y su influencia en la obra de la fachada del Estudio», en Actas del X Congreso del CEHA. Los Clasicismos en el Arte Español, Madrid: UNED, 1994, pp. 443-451; e idem, «Canteros y humanistas en la Salamanca de 1525: las anotaciones de Fernán Pérez de Oliva al «Vitruvio» de Fra Giocondo», Annali di architettura, 7 (1995), pp. 125-140. Y ahora CASTRILLO GONZÁLEZ, Carmen, «La edición de 1516 De orbe novo decades de Mártir de Anglería: algunas observaciones y una noticia», en HINOJO ANDRÉS, Gregorio y FERNÁNDEZ CORTE, José Carlos (eds.), Mvnvs qvaesitvs meritis. Homenaje a Carmen Codoñer, Salamanca: Universidad de Salamanca, 2007, pp. 151-164.

1084 ÍNDICE

María del Mar Albero Muñoz (Universidad de Murcia). Fisiogno- mía en las primeras cartillas de dibujo del siglo XVII en España....... 179

Arquitectura Fernando Marías (Universidad Autónoma de Madrid - Real- Academia de la Historia). Entre modernos y el antiguo romanoVitru- vio: lectores y escritores de arquitectura en la España del siglo XVI .. 199

Alfredo J. Morales (Universidad de Sevilla). Entre la teoría y la. práctica El Manuscrito de Arquitectura de Hernán Ruiz el Joven .... 235

Rosario Camacho Martínez (Universidad de Málaga). El manus- crito Sobre la gravitación de los arcos contra los estribos del arqui- tecto Antonio Ramos en el marco de los estudios de arquitectura de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ........................... 267

Félix Díaz Moreno (Universidad Complutense de Madrid). De sillares y tinta. La difícil tarea de publicar tratados de arquitectura ... 287

Miriam Cera Brea (Universidad Autónoma de Madrid). Los inicios de la historiografía arquitectónica en España: las Noticias de los arquitectos y la problemática de su doble autoría .............................. 311

Carlos Plaza (Universidad Hispalense). Las inéditas apostillas de Hernando Colón al De Architectura de Vitrruvio editado por Fra Giocondo (Florencia, 1522) ......................................................... 331

Francisco Merino Rodríguez (Universidad de Barcelona). Relec- tura de las impresiones parisinas de 1555 de Medidas del romano de Diego de Sagredo............................................................................ 349

Miguel Ángel Cajigal Vera (Universidad de Santiago de Compos- tela).Una mirada sobre el concepto de «módulo» en España: origen, desarrollo e implantación de un sistema de proporciones clásico en la arquitectura ......................................................................................... 383

Estereotomía José Calvo López (Universidad Politécnica de Cartagena). Los «ras- guños» de Alonso de Guardia y la práctica de la cantería española en la Edad Moderna ................................................................................ 411

Enrique Rabasa Díaz (Universidad Politécnica de Madrid). Traza, descripción, razón. Lenguaje y grafismo en los tratados de corte de piedras ................................................................................................ 459

Miguel Ángel Alonso Rodríguez y Licinia Aliberti (Universidad Politécnica de Madrid). Sobre la práctica mensoria en los tratados de arquite ctura españoles. Siglos XVI-XVIII ..................................... 495


Recommended